15.7.14

Carta a Joaquín Sabina (en su regreso a Chile)

Querido Joaquín Sabina:
Esta vez tampoco iré a tus conciertos. Te ruego que no me insistas. Tengo razones económicas por cuanto el ticket más barato ya es una insolencia para mis bolsillos, también en crisis. Pero a las razones económicas se superponen las que se relacionan con cuestiones algo más complejas que los precios exorbitantes que pides por verte.
La última vez en que viniste, esa vez en compañía de nuestro querido Joan Manuel, me tomé la libertad de hacerte saber lo mismo, pero quizás no te llegó mi carta y por eso reincido con ésta.
También en esa oportunidad consideré que tus conciertos han devenido en una ocasión para ricos y poderosos. Así, muchos de los que podrán pagar tus entradas evitarán que sus hijos menores entiendan lo que dicen tus canciones como una legítima manera de vivir. Y les serán explicadas como excentricidades de un loco simpático que posa de irreverente y de políticamente incorrecto, pero que en el fondo es un artista de carne y hueso, higiénico e institucional, como cualquiera.
Y los tuyos, a esos que por decir lo que piensan sin pensar lo que dicen les han llegado muchos menos besos que bofetones, se quedarán sin poder ir a verte por falta de dinero, o, en el peor de los casos, endeudados nada más que por el cariño que te tienen.
Como verás, algunos aún son capaces de hacer un esfuerzo por los amigos por la vía de renunciar a algunos pesos, o pelas, si se quiere.
Pero además, hemos sabido de tus conciertos en Israel. Y, para decirte las cosas como son, nos ha causado una honda preocupación. Quizás la crisis económica que viven los españoles sea muy severa, pero es difícil que lo sea al extremo de que no puedas saber lo que hace ese país en contra del castigado pueblo palestino.
Quizás tu economía es compleja y esos dinerillos ganados en tus giras contribuyan a pagar tus cuentas, pero imagino que para un artista de tu talla habrá medios más decorosos para tan loable y necesario fin.
Espero que entiendas estas críticas como las derivadas de un amigo que tiene por ti el mayor de los respetos y admiración. Como sabes, en mi caso y el de mis amigos profundamente sabineros, tus letras son una referencia que ayuda a pensar de la manera más lúcida y libertaria posible en este mundo nuestro en que resulta cada vez más compleja la vida. Y de manera simultánea, muchas de tus canciones cumplen el rol salvador del madero flotando en el mar, a las que nos aferramos cuando el bajón hace lo suyo.
Pero aún así, te ruego que no me insistas. No iré a ninguno de tus conciertos, pero ten la certeza que seguiré teniendo por ti el cariño debido a los amigos.
Iba decirte que si te apetecía compartir un vino, tranquilo, yo habría invitado, me encontrarías en la mesa dos del bar Cuatro y Diez, entrando a mano derecha. Pero no. Prefiero juntarme con la gente que conozco y que nunca ha bajado sus banderas ni ante el riesgo de su propia vida, y menos lo harían ante la falta de dinero.
Así que puedes seguir derechito por donde viniste que prefiero recordarte por tus canciones antiguas, que por los precios de asalto de tus conciertos hechos para ricos, o por tus andanzas en países en los cuales no se respeta la vida de los niños, ni la dignidad de las personas y en donde deben sonar como exóticas tus letras tan libertarias y políticamente incorrectas.
Atentamente,
Ricardo Candia Cares

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